He Xiangu

¡Oh, estimados amigos, prestad atención a la historia de He Xiangu, la inmortal femenina y diosa de las flores! Su relato es un misterio y un encanto en el mundo de los dioses y mortales por igual.

Desde mi nacimiento en tiempos inmemoriales, mi vida ha estado impregnada de maravillas y prodigios. Surgí en un humilde hogar en China, donde las flores danzaban a mi alrededor desde mi más tierna infancia. Como el rocío que acaricia los pétalos al amanecer, mi alma se nutría con cada perfume floral.

Mi pasión por las flores me llevó por un camino de magia y misterio. No tardé en descubrir que era bendecida con poderes que iban más allá de lo terrenal. Las flores eran mis aliadas, y con su ayuda, fui capaz de realizar actos prodigiosos que maravillaron a todos los que me rodeaban.

Mis habilidades mágicas no pasaron desapercibidas para los dioses. Uno en particular, el Gran Inmortal Lu Dongbin, se interesó por mi don. Me buscó y, con una voz melodiosa como el canto de los pájaros, me ofreció la oportunidad de alcanzar la inmortalidad.

Emocionada y llena de gratitud, acepté la oferta y me convertí en discípula de Lu Dongbin. Él me enseñó los secretos de la magia y los misterios del mundo celestial. Aprendí a canalizar el poder de las flores y a utilizarlo para sanar y bendecir a los mortales.

Con el tiempo, mi fama como sanadora se extendió por todo el reino. Gente de todas partes venía en busca de mi ayuda, y yo respondía con humildad y compasión. La gratitud de aquellos a quienes ayudaba llenaba mi corazón de alegría y satisfacción.

Pero mi vida no estuvo exenta de desafíos. Los celos y envidias de algunos dioses y seres celestiales provocaron dificultades en mi camino. Sin embargo, nunca perdí la fe en mi propósito y continué mi camino con valentía y determinación.

Con el tiempo, mi sabiduría y conocimiento me llevaron a convertirme en una de las Ocho Inmortales, un grupo de dioses y diosas venerados en la mitología china. Mi nombre fue alabado en poemas y leyendas, y mi imagen se convirtió en un símbolo de esperanza y amor.

Pero a pesar de mi divinidad, nunca olvidé mi origen humilde. Mantuve mi conexión con las flores y con la naturaleza, y siempre busqué inspiración y consuelo en su belleza y fragancia.

A lo largo de los siglos, he presenciado el fluir del tiempo y el cambio de eras. He sido testigo de la grandeza y la decadencia de imperios, de la ascensión y caída de dioses. He visto la tristeza y la alegría, la guerra y la paz.

Pero a pesar de todo, mi amor por las flores y mi deseo de ayudar a los demás nunca han menguado. Aún en los momentos más oscuros, encuentro consuelo en el poder y la belleza de la naturaleza.

Así, mi historia continúa, una historia de amor, sabiduría y magia. Como una flor que florece en el jardín de la eternidad, sigo siendo la inmortal femenina y diosa de las flores, He Xiangu.

Fuente: Tedigoquien.soy