Mahatma Gandhi

Queridos lectores, ¿cómo podría empezar a contarles sobre mi vida? Me temo que si les digo que fui Mahatma Gandhi, "El Alma de la No Violencia", es posible que algunos de ustedes piensen que he vuelto loco. Pero no se preocupen, no me he vuelto loco. Si bien mi nombre ha sido sinónimo de paz y resistencia pacífica, hubo momentos en mi vida que podrían parecer una locura si no los conocen en contexto. Permítanme llevarlos en un viaje por mis encuentros, amores y aventuras, y espero que disfruten de esta extraordinaria travesía.

Mi historia comienza en Porbandar, India, en el año 1869. Nací en una familia modesta, y desde temprana edad, aprendí el valor del respeto y la tolerancia. A medida que crecía, mi búsqueda de conocimiento me llevó a estudiar en Inglaterra y convertirme en abogado. Pero fue en Sudáfrica donde realmente encontré mi propósito.

Fue en Sudáfrica donde me enfrenté a la discriminación racial y la injusticia. Me negaron mis derechos como ciudadano, y esto encendió en mí la llama de la resistencia no violenta. Me uní a la lucha por los derechos civiles y comencé a defender los derechos de los indios que vivían en Sudáfrica. Así fue como mi viaje hacia la no violencia comenzó a tomar forma.

Un día, mientras estaba en un tren en Sudáfrica, ocurrió un evento que cambiaría mi vida para siempre. Fui expulsado del vagón de primera clase por ser indio, a pesar de tener un boleto válido. Fue en ese momento que me di cuenta de la importancia de resistir pacíficamente contra las injusticias. Mi filosofía de la no violencia comenzó a tomar forma en mi mente, y desde entonces, me convertí en un firme defensor de la resistencia pacífica.

La vida no se trata solo de la lucha y la resistencia; también hay espacio para el amor y la familia. Conocí a mi amada esposa, Kasturba, en una temprana edad. Nos casamos en un matrimonio arreglado, pero con el tiempo, desarrollamos un profundo amor y respeto mutuo. Kasturba fue mi compañera de toda la vida, apoyándome en cada paso de mi lucha por la independencia de la India y la no violencia. Tuvimos cuatro hijos juntos, quienes también se convirtieron en parte fundamental de mi viaje.

Mi lucha por la independencia de la India nos llevó a enfrentar numerosos desafíos. Organizamos marchas, huelgas y manifestaciones, todas basadas en los principios de la no violencia. No puedo negar que hubo momentos en los que enfrentamos la adversidad y la represión violenta, pero nunca dejamos de creer en nuestros ideales y nuestra misión.

Una de las aventuras más emblemáticas fue la "Marcha de la Sal". En 1930, lideré una marcha de 240 millas hacia el mar para protestar contra el impuesto británico sobre la sal. La gente se unió a nosotros en masa, y juntos caminamos hacia la libertad. Fue un momento decisivo en nuestra lucha por la independencia, y demostró al mundo el poder de la no violencia.

A lo largo de mi vida, tuve el honor de conocer a varios líderes mundiales. Uno de los encuentros más significativos fue con el gran Rabindranath Tagore, poeta y filósofo bengalí. Compartimos muchas ideas sobre la paz, la no violencia y la importancia de la educación en el desarrollo de una nación.

También tuve el privilegio de conocer a Albert Einstein, el célebre físico alemán. Nuestro encuentro en 1931 fue un intercambio fascinante de ideas sobre la ciencia y la filosofía, y ambos estábamos de acuerdo en que la no violencia era la única manera de construir un futuro mejor.

Finalmente, en 1947, la India logró su independencia del dominio británico. Fue un momento de gran emoción y celebración, pero también de reflexión sobre el camino que habíamos recorrido. La no violencia y la resistencia pacífica demostraron ser herramientas poderosas en la búsqueda de la libertad.

Pero mi viaje no terminó con la independencia de la India. Continué luchando por la unidad y la paz entre hindúes y musulmanes, ya que el país estaba dividido en dos naciones independientes: India y Pakistán. Fue una época difícil y dolorosa, pero nunca dejé de creer en el poder de la no violencia para superar las diferencias y construir puentes entre comunidades.

A lo largo de mi vida, traté de vivir de acuerdo con mis ideales de no violencia, verdad y amor. Mi legado no se trata solo de la independencia de la India, sino de inspirar a las generaciones futuras a seguir el camino de la paz y la justicia. La no violencia no es solo una estrategia política; es una forma de vida, una forma de ser.

Espero que mi historia les haya proporcionado una visión más cercana de mi vida y mi lucha. Mi viaje estuvo lleno de encuentros, amores y aventuras, pero siempre estuvo guiado por el firme propósito de construir un mundo mejor a través de la no violencia. Que mi legado perdure y que podamos aprender de él para forjar un futuro más pacífico y esperanzador para la humanidad. ¡Gracias por acompañarme en esta historia tan extraordinaria!

Fuente: Tedigoquien.soy