Coyote

Había una vez, en las vastas y misteriosas tierras del Oeste, un cuento perdido entre las arenas del tiempo que narraba la historia de un singular personaje llamado Coyote. Este ser, perteneciente a la Mitología apache, era el espíritu del engaño y la travesura, cuyos dones de astucia y sabiduría eran legendarios en todo el territorio.

Coyote, con su ingenio y risa contagiosa, era el eterno Trickster, aquel que desafiaba las normas y burlaba el destino con una picardía inigualable. Con cada paso que daba, tejía redes de engaño y confusión, llevando a quienes se cruzaban en su camino por un laberinto de situaciones impredecibles y sorprendentes.

Sin embargo, no se podía subestimar su lado Sabio, pues tras cada travesura, Coyote dejaba una enseñanza profunda sobre la naturaleza humana y el mundo que lo rodeaba. Sus artimañas y desafíos eran como espejos que reflejaban las debilidades y fortalezas de aquellos que caían en sus trampas, invitándoles a reflexionar y aprender de sus propios errores.

En una ocasión, Coyote se encontró con un grupo de jóvenes cazadores apache que estaban perdidos en el vasto desierto. Sabiendo que los cazadores eran expertos en la supervivencia y la caza, decidió poner a prueba su ingenio. Disfrazándose de anciano sabio, les ofreció su ayuda para encontrar el camino de regreso a su aldea.

Con voz grave y pausada, Coyote les dio indicaciones que los llevarían a través de veredas y montañas, siempre desafiando su sentido de orientación. A medida que avanzaban, los jóvenes cazadores se encontraban cada vez más confundidos y desesperados, sin reconocer los paisajes que se extendían ante ellos.

Coyote observaba desde la distancia con una sonrisa traviesa, disfrutando de la situación. Pero a medida que los cazadores se desesperaban más, su faceta Sabia emergió, y decidió intervenir antes de que la situación se tornara peligrosa. Se reveló ante los jóvenes, quienes, sorprendidos y algo molestos, le preguntaron por qué les había llevado a ese laberinto.

Con calma, Coyote explicó que la vida también era un laberinto de decisiones y desafíos, y que a veces, uno podía perderse en su propio camino. Les recordó la importancia de la humildad y la paciencia en el aprendizaje, y cómo cada error podía convertirse en una valiosa lección para el futuro.

Los cazadores, después de reflexionar sobre las palabras del sabio Coyote, asintieron con agradecimiento y respeto. Aprendieron que el engaño y la sabiduría eran dos caras de la misma moneda, y que el Trickster siempre tenía algo que enseñar en cada travesura que urdía.

A lo largo de los siglos, las historias sobre las travesuras y sabiduría de Coyote se multiplicaron, transmitiéndose de generación en generación. Los Apache aprendieron a apreciar la dualidad de este personaje, reconociendo que sus bromas y desafíos ocultaban lecciones valiosas sobre la vida y el comportamiento humano.

Y así, Coyote, con su ingenio y su sabiduría, se convirtió en un símbolo eterno de la naturaleza humana, recordándonos que, en el juego de la vida, la travesura y la enseñanza van de la mano, y que, a veces, solo a través del engaño y la confusión, podemos alcanzar una mayor comprensión de nosotros mismos y del mundo que nos rodea.

Con el paso del tiempo, el nombre de Coyote se volvió sinónimo de astucia y sabiduría, y su legado perduró en los corazones de aquellos que escucharon sus cuentos y leyendas en las noches estrelladas, bajo el cielo indomable del Oeste.

Fuente: Tedigoquien.soy