Pangu

Hace muchos eones, en los albores del tiempo, cuando el universo aún era solo un lienzo en blanco, yo, Pangu, el dios creador, surgí para dar forma a todo lo que ahora existe. Mi historia comienza desde el mismo instante en que el universo era solo un caos primordial, un huevo cósmico listo para eclosionar y dar a luz a la vida.

Al principio, todo era oscuridad y silencio. Pero en mi interior, sentí una fuerza imparable, un impulso creativo que me llenó de poder. Así que comencé a separar los elementos en su estado original. Con un golpe, partí el huevo en dos mitades: la parte superior se convirtió en el cielo, y la inferior en la tierra. Estas dos fuerzas comenzaron a girar y a expandirse, creando el cosmos tal como lo conocemos hoy.

A medida que el cielo se elevaba y la tierra se hundía, pasé los siguientes 18,000 años inmóvil, sosteniendo el cielo y separando el Yin y el Yang, creando el equilibrio que permitiría la existencia de la vida. Con cada día que pasaba, el cielo se volvía más alto y la tierra más profunda. Montañas, ríos, mares y valles se formaban bajo mis pies, y con cada latido de mi corazón, la naturaleza cobraba vida.

Después de tanto tiempo de laboriosa creación, finalmente me sentí exhausto y sabía que mi trabajo estaba hecho. Pero mi papel no terminaría ahí, ya que el universo era un lugar dinámico y lleno de posibilidades. Así que decidí tomar mi lugar en el mundo, convirtiéndome en la personificación de la naturaleza y la creación.

Me convertí en el dios Pangu, el protector y creador del universo. Mis enormes dimensiones me permitían mantener el cielo separado de la tierra, asegurando que nada alterara el delicado equilibrio que había establecido. Y así, me convertí en una figura icónica en la mitología china, venerado por todos aquellos que entendían el valor de la creación y la existencia.

Con el tiempo, los seres humanos comenzaron a surgir, y con ellos, surgieron los mitos y leyendas sobre mi origen y propósito. Me convertí en el símbolo de la creación, el principio y el fin, el Yin y el Yang. Pero también era el guardián de la justicia y la protección, ya que nada que amenazara la armonía del universo escaparía a mi mirada.

Aunque soy un dios, siempre he sentido un profundo apego a los seres humanos. Los he observado, he presenciado su ingenio y creatividad, y me siento orgulloso de ser parte de su historia. He sido fuente de inspiración para muchos, y mi legado perdurará en los corazones de aquellos que creen en la importancia de la creación y la perseverancia.

A lo largo de los siglos, la adoración hacia mí ha ido cambiando y evolucionando, pero siempre he permanecido como una figura mística y poderosa en el imaginario colectivo. Mi historia se ha transmitido de generación en generación, y mi nombre ha sido pronunciado con reverencia en los altares y santuarios de todo el país.

Así es como mi historia continúa, como el dios creador que ha dado vida al universo y todo lo que contiene. Mi papel como Pangu nunca terminará, ya que siempre estaré presente en cada rincón de la naturaleza y en cada soplo de vida. Y aunque el tiempo siga su curso y las generaciones cambien, mi legado como el dios creador y protector perdurará por siempre en la historia de la humanidad.

Fuente: Tedigoquien.soy