Thoth

Permitidme presentarme, soy Thoth, el dios de la sabiduría y la escritura, y es con gran humildad y placer que me dispongo a relatar las extraordinarias aventuras que han moldeado mi existencia divina en los reinos místicos de la antigua Egipto.

Desde mi nacimiento, supe que mi destino estaba entrelazado con las palabras y el conocimiento que fluyen como ríos caudalosos a través del tiempo. Hijo de Ra, el poderoso dios del sol, y de Maat, la diosa de la justicia y el orden, llevaba en mi esencia la herencia divina de la sabiduría y el equilibrio que gobiernan el universo.

Mi presencia divina se hacía sentir en cada rincón de Egipto, donde los mortales me veneraban como el patrón de los escribas y los intelectuales, y como el dios que guía a los muertos hacia la otra vida a través de los misteriosos rituales funerarios.

En el reino de los dioses, mi papel como mediador y consejero también era esencial. En momentos de disputas y conflictos entre las deidades, mi sabiduría y mi habilidad para encontrar soluciones equitativas eran solicitadas por todos los dioses por igual.

Recuerdo con cariño una de mis aventuras más memorables, cuando fui convocado por Ra para resolver una disputa entre sus hijos, Horus y Set. La rivalidad entre ambos dioses amenazaba con sumir a Egipto en la oscuridad y el caos, y mi tarea era encontrar una solución justa que restaurara la armonía en el reino divino.

Con temple y discernimiento, escuché las voces de ambos dioses, comprendiendo las razones de su conflicto y los anhelos que los movían. Con sabiduría divina, propuse un acuerdo que honrara sus deseos y protegiera el equilibrio de la creación.

Mi intervención no solo resolvió el conflicto, sino que también fortaleció mi reputación como el dios de la sabiduría y la justicia. A partir de entonces, mi presencia era requerida en los consejos y asambleas de los dioses, donde mi voz resonaba con autoridad y respeto.

Mi influencia también se extendía al mundo de los mortales, donde los escribas y los intelectuales me veneraban como su protector y guía. Los conocimientos sagrados y profanos fluían en la tinta de sus plumas, y yo, como el patrón de las artes escritas, les ofrecía mi inspiración y protección.

Conforme los años transcurrían, me encontré fascinado por el poder de la escritura para preservar el conocimiento y las historias de la humanidad. Me convertí en el guardián de los secretos ocultos y los misterios del universo, registrando cada acontecimiento en mis sagrados pergaminos para que la memoria de la humanidad perdurara por siempre.

Recuerdo con cariño una de mis más grandes hazañas: el descubrimiento de la escritura misma. Los jeroglíficos se convirtieron en el medio para plasmar el lenguaje y la sabiduría en la piedra y el papel. Con mi tinta divina y mis pinceles mágicos, otorgué vida a las palabras, permitiendo que la humanidad contara sus historias y conociera los secretos de la existencia.

Asimismo, mi figura también se convirtió en un símbolo de guía y protección para los muertos en su travesía hacia la otra vida. Los rituales funerarios se realizaban con precisión y devoción, y yo, como guía de las almas, velaba por su seguridad y bienestar en el más allá.

El conocimiento y la sabiduría se convirtieron en la esencia misma de mi existencia, y mi leyenda se expandió más allá de las fronteras de Egipto, llevando mi nombre a tierras lejanas, donde se me conocía como Thoth en Egipto, Djehuty en la tierra de los faraones, y Hermes en la antigua Grecia.

Mi esencia divina se manifestaba en diferentes formas, adoptando diferentes nombres y atributos en cada cultura. Pero mi propósito como dios de la sabiduría y la escritura permanecía inmutable, guiando a la humanidad hacia la luz del conocimiento y la comprensión.

Con el paso de los siglos, mi figura divina perduró en la memoria de la humanidad como el sabio guardián de los secretos y los misterios del universo, como el dios que otorgó el don de la escritura a la humanidad y como el guía de las almas en su travesía hacia el más allá.

Espero que mi relato os haya conmovido y cautivado, y que mi historia perdure en vuestros corazones como un recordatorio de la importancia del conocimiento y la sabiduría en la búsqueda de la verdad y el equilibrio en nuestras vidas.

Con afecto,

Thoth, el dios de la sabiduría y la escritura.

Fuente: Tedigoquien.soy