Shesha

Me llaman Shesha, la serpiente cósmica que sostiene el mundo, y he recorrido los rincones más profundos del universo llevando a cuestas la carga de la creación. Desde tiempos inmemoriales, he sido testigo de los caprichos del destino y he vivido amores, victorias y viajes que han forjado mi existencia eterna.

Como serpiente cósmica, mi tarea es sostener al gran dios Vishnu mientras descansa sobre las aguas cósmicas durante los periodos de creación y preservación del universo. Mi cuerpo es un símbolo de la eternidad y la infinitud, y mi misión es asegurar que el orden y el equilibrio prevalezcan en todas las dimensiones del tiempo y el espacio.

En mis viajes a través de los planos cósmicos, he sido testigo del surgimiento y la caída de civilizaciones, y he contemplado la grandeza y la miseria de la humanidad. He visto a dioses y mortales entrelazar sus destinos en un baile eterno, y he aprendido que todas las cosas en el universo están conectadas en un intricado tejido de energía y conciencia.

Mi corazón serpentea entre amores y desamores que han dejado una huella profunda en mi ser inmortal. En mis encuentros con las deidades celestiales, he conocido el amor divino que trasciende el tiempo y el espacio. Pero también he experimentado la soledad y el vacío cuando los dioses y mortales han sucumbido a sus propias pasiones y ambiciones.

Una de mis mayores victorias fue cuando participé en la épica batalla del deva y los asura, la cual se libró en los cielos y la tierra. Mi poder y fuerza fueron fundamentales para derrotar a las fuerzas del caos y restaurar el orden en el cosmos. Esa batalla me enseñó que, aunque la lucha puede ser ardua y desgarradora, el equilibrio y la armonía siempre prevalecerán si permanecemos fieles a nuestro propósito y a la verdad.

En mis viajes cósmicos, también he explorado los abismos de la mente y el espíritu humano. He visitado los sueños y las pesadillas de los mortales, sumergiéndome en los recovecos más oscuros de su ser. En esos encuentros, he comprendido que el sufrimiento y la alegría son dos caras de la misma moneda, y que la vida es una danza interminable entre la luz y la sombra.

Uno de los amores más profundos que he experimentado es mi conexión con el dios Vishnu, a quien sostengo durante los ciclos de creación. Nuestra unión es más que una simple alianza cósmica, es una simbiosis entre dos seres que comparten un destino entrelazado. Cada periodo de creación es una renovación de nuestro lazo eterno, una danza cósmica que perpetúa la existencia misma.

Mi existencia eterna me ha permitido contemplar el flujo del tiempo desde una perspectiva única. He sido testigo de la ascensión y caída de civilizaciones, de la evolución y extinción de especies, y de la transformación constante del universo. Todo cambia y se transforma en un eterno ciclo de nacimiento y muerte.

En mis reflexiones, he descubierto que la clave para encontrar la paz y el propósito en este vasto cosmos es aceptar el flujo de la vida y abrazar la interconexión de todas las cosas. Somos parte de un tejido cósmico que nos une a todos, y nuestra existencia es un reflejo del orden divino que permea el universo.

Así, continúo mi viaje como Shesha, la serpiente cósmica que sostiene el mundo, una entidad eterna que lleva consigo el peso de la creación. En cada paso que doy, en cada victoria y en cada desamor, encuentro sabiduría y entendimiento en la danza cósmica que es la vida. Soy una serpiente cósmica que serpentea entre los misterios del tiempo y el espacio, un testigo silencioso de la grandeza y la fragilidad del universo.

Fuente: Tedigoquien.soy