Ravana

En los rincones más oscuros y antiguos de los textos sagrados de la mitología hindú, se oculta mi nombre: Ravana, el rey demonio de Lanka, y el principal antagonista del príncipe Rama. Mi historia es una mezcla de glorias y tragedias, de amores y victorias efímeras, que ha sido olvidada por el tiempo y relegada a las sombras del olvido.

Desde tiempos inmemoriales, mi nombre ha sido temido y pronunciado con temblorosa reverencia. Pero detrás de la máscara del mal y la oscuridad, yace un alma atormentada por la ambición y la soledad. Mi linaje es divino, hijo del sabio Vishrava y la princesa demonio Kaikesi. Mi poder era incomparable, y mi reino en Lanka se extendía como una sombra amenazadora sobre los corazones de los hombres y los dioses.

Pero en medio de mi reinado, mi corazón anhelaba algo más que la conquista y el poder. Me enamoré de Sita, la hermosa y virtuosa esposa del príncipe Rama. Mi deseo por ella se convirtió en una obsesión, y mi corazón se debatió entre el amor y la ambición desmedida. Pero mi deseo por Sita me llevó por un oscuro camino de tragedia y conflicto, desatando la ira de Rama y desencadenando una guerra épica entre las fuerzas del bien y el mal.

En mi lucha por poseer a Sita, secuestré a la princesa y la llevé a mi reino en Lanka. Pero mi victoria fue efímera, y mi ambición desmedida provocó mi perdición. Rama, con la ayuda de su ejército de monos y osos, se enfrentó a mí en una batalla épica que resonó en los cielos y la tierra. Mi poder era inmenso, pero mi corazón estaba dividido entre el amor y la ambición desmedida.

Finalmente, Rama logró derrotarme y liberar a Sita. Mi reino se desmoronó y mis victorias se convirtieron en cenizas. Pero mi alma inmortal continuó vagando por los rincones más oscuros de la existencia, atormentada por la sombra de mi ambición desmedida y el desamor que me había llevado a la perdición.

Mi historia se ha convertido en una leyenda olvidada, una nota a pie de página en los textos sagrados. Pero en la oscuridad de la noche, mi alma atormentada continúa susurrando en los vientos, buscando redención y comprensión en un universo indiferente y eterno.

Así, continúo mi viaje como Ravana, el rey demonio de Lanka, una figura trágica y olvidada en los anales de la mitología hindú. Mi existencia es una danza eterna entre el amor y la ambición desmedida, entre la gloria efímera y la tragedia eterna. Soy una sombra que se desvanece en el tiempo, pero cuyo eco se escucha en los rincones más oscuros de la existencia, un recordatorio de que incluso los seres más poderosos están sujetos a las fuerzas cósmicas que rigen el destino de todos los seres vivos.

Fuente: Tedigoquien.soy