tedigoquiensoy Logo

MarotiriMarotiri

Ser mitológico que habita en los arrecifes

Categoría: Maori

Marotiri

Mi estimado lector,

Permitidme presentarme, soy Marotiri, un ser mitológico que habita en los arrecifes de estas lejanas tierras. Mi existencia es enigmática, y aunque pertenezco a la mitología maorí, mi presencia se ha mantenido oculta a los ojos de los mortales durante siglos. Solo unos pocos afortunados me han encontrado en sus travesías marinas y han sido testigos de mi magnífica presencia.

Todo comenzó hace muchos siglos atrás, cuando el sol todavía no alcanzaba la cima de su esplendor y los mares eran más salvajes que en la actualidad. Era un tiempo en el que las leyendas y los dioses caminaban entre los hombres, y yo, como uno de esos seres divinos, moraba en los arrecifes que adornaban estas costas. Aunque poseo poderes sobrenaturales, siempre me he mostrado como un ser benévolo, preocupado por la preservación de la vida marina y la armonía en los océanos.

Uno de mis encuentros inesperados tuvo lugar hace siglos, cuando un valeroso guerrero maorí, cuyo nombre era Te Manu, se aventuró en una audaz expedición por las profundidades del océano. Te Manu anhelaba encontrar tesoros perdidos y obtener la bendición de los dioses para su tribu. Sin embargo, lo que encontró fue algo mucho más valioso: mi presencia. En su primera inmersión en las aguas cristalinas, Te Manu me avistó en medio de un juego acuático con delfines y ballenas.

A diferencia de otros seres mitológicos, no me presenté a él con una forma deslumbrante ni me envolví en un halo de misterio. Por el contrario, me mostré como soy, en mi esencia más pura y serena. Al verme, el guerrero quedó asombrado y maravillado por mi presencia. A partir de ese momento, nos convertimos en compañeros de singulares aventuras, explorando las profundidades marinas y compartiendo sabiduría ancestral.

Te Manu tenía esperanzas de obtener sabiduría de los dioses y regresar a su tribu como un líder respetado. Así que, en nuestras travesías, le transmití conocimientos sobre la relación entre el océano y la vida terrestre. Le enseñé que el equilibrio y la armonía en ambos reinos eran esenciales para la supervivencia de la humanidad y la preservación de los recursos naturales.

Nuestra amistad creció con el tiempo, y cada encuentro fortalecía nuestros lazos. Un día, mientras navegábamos cerca de un islote sagrado, nos topamos con una joven de belleza excepcional y mirada profunda llamada Moana. Era una sacerdotisa de su tribu y estaba dedicada a preservar los rituales y la conexión con los dioses del mar.

Moana estaba en un viaje espiritual y había decidido pasar un tiempo en soledad en la pequeña isla, buscando respuestas a los dilemas que la atormentaban. Cuando nos encontró, su asombro fue palpable, pero no huyó asustada como otros mortales lo habrían hecho. En cambio, su corazón estaba lleno de curiosidad y anhelo de sabiduría.

Con el paso del tiempo, los tres nos convertimos en inseparables compañeros de innumerables aventuras marinas. Moana, con su profunda conexión con los dioses del mar, era capaz de comunicarse con las criaturas acuáticas y comprender sus mensajes. Te Manu, con su valor y fuerza, nos protegía en nuestras incursiones en las aguas más peligrosas.

Descubrimos tesoros sumergidos, exploramos cuevas submarinas, y en cada travesía, aprendíamos lecciones valiosas sobre el mundo que nos rodeaba y sobre nosotros mismos. A pesar de nuestras diferencias como seres mortales y divinos, encontramos un equilibrio en nuestra amistad y un propósito común en la preservación de la naturaleza y la convivencia pacífica entre todas las criaturas que habitaban este vasto océano.

Con el tiempo, nuestra fama como seres mitológicos que habitaban en los arrecifes se extendió por toda la región. Sin embargo, decidimos mantenernos ocultos a los ojos de aquellos cuyo corazón no estaba preparado para presenciar la magia y la maravilla de nuestra existencia.

Moana, Te Manu y yo continuamos nuestras aventuras durante generaciones, y aunque los años pasaban, nuestro espíritu se mantenía inalterable. El mundo cambiaba a nuestro alrededor, pero nosotros, como guardianes de las profundidades, seguimos siendo fieles a nuestra misión.

Y así, mi querido lector, te he narrado la historia de Marotiri, un ser mitológico que habita en los arrecifes de estas tierras. Un ser que encontró amistad en los corazones valientes de un guerrero maorí y una sacerdotisa, y juntos, vivimos innumerables aventuras, esperanzas y descubrimientos.

Si alguna vez osáis aventuraros en las aguas de este vasto océano, llevad en vuestro corazón la certeza de que seres como yo, seres míticos y benevolentes, vigilamos estas aguas para preservar la belleza y la maravilla de la creación.

Con gratitud y sabiduría,

Marotiri

Fuente: Tedigoquien.soy


Mas Historias Interesantes:

Wai-tiri

Wai-tiri

Ser mitológico asociado con el sonido del trueno

Entrarchevron_right

Rona

Rona

Mujer de la luna

Entrarchevron_right

Tama-nui-te-rā

Tama-nui-te-rā

El dios del sol

Entrarchevron_right

Omoikane

Omoikane

Omoikane, el sabio dios de la inteligencia

Entrarchevron_right

Nikolaus August Otto

Nikolaus August Otto

Padre del Motor de Combustión

Entrarchevron_right

Johannes Gutenberg

Johannes Gutenberg

El Inventor de la Imprenta

Entrarchevron_right