Corn Maidens

En los vastos paisajes de la tierra sagrada de los Apaches, habitaba una misteriosa tribu conocida como los Cazadores del Viento. Su sabiduría ancestral se transmitía de generación en generación, y entre sus mitos y leyendas, destacaba una historia que ha perdurado en el tiempo: "Las Doncellas del Maíz", una narración de amor, sacrificio y la esencia misma de la vida.

En tiempos remotos, cuando los astros brillaban con una intensidad única en el cielo, vivían dos jóvenes apaches que se amaban con una pasión desbordante. Sus nombres eran Mariposa de Luna y Viento Errante, y su amor era como el dulce néctar de las flores que embriagaba los corazones de quienes lo contemplaban.

Mariposa de Luna era una joven de belleza etérea, cuyo espíritu estaba conectado con la naturaleza y la magia de la luna. Cada noche, se aventuraba en solitario a contemplar el resplandor plateado del astro nocturno y atraía a su lado a los espíritus que danzaban en la penumbra. Viento Errante, por su parte, era un guerrero valiente y diestro en el arte de la caza. Su corazón latía al ritmo del viento que recorría las vastas praderas y las montañas escarpadas.

La historia de su amor se forjó en un caluroso verano, cuando las mazorcas de maíz comenzaron a madurar y pintar de dorado el paisaje. Mariposa de Luna y Viento Errante se encontraron bajo la sombra de un gran árbol, y sus miradas se entrelazaron como los hilos del tiempo. Fue entonces cuando decidieron unir sus destinos en un matrimonio bendecido por los dioses.

Pero el destino, caprichoso como el viento, tenía otros planes para los amantes. Una sequía implacable asoló la tierra de los Apaches, y las mazorcas de maíz, fuente de sustento y vida, comenzaron a marchitarse antes de tiempo. La tribu, desesperada, acudió a los sabios ancianos en busca de una solución, pero sus ruegos parecían perderse en el vasto cielo.

Fue entonces cuando una visión onírica llegó a Mariposa de Luna durante una noche de luna llena. La Diosa del Maíz se le apareció en sueños, vestida con un manto de hojas verdes y coronada con espigas doradas. Su voz era suave como el susurro del viento y le reveló la manera de aplacar la ira de los dioses y restaurar la vida en la tierra.

La Diosa del Maíz le ordenó a Mariposa de Luna llevar a cabo un ritual sagrado para atraer la bendición de los dioses. El sacrificio requería la entrega de algo preciado, algo que representara la esencia misma de la vida y la fertilidad. Mariposa de Luna, movida por el amor y la devoción hacia su tribu, decidió ofrecer lo más valioso que poseía: su amor y su matrimonio con Viento Errante.

La tribu se reunió en el centro del poblado, donde se alzaba un altar de piedra adornado con símbolos sagrados. Mariposa de Luna y Viento Errante, tomados de la mano, se presentaron frente a la asamblea. Con lágrimas en los ojos y la esperanza en el corazón, explicaron el sacrificio que estaban dispuestos a hacer por el bienestar de todos.

Los ancianos, conmovidos por el acto de amor y desprendimiento, comenzaron el ritual mientras el sol se ocultaba en el horizonte. Los tambores resonaron con fuerza y las voces se elevaron en plegarias hacia los dioses. Mariposa de Luna y Viento Errante cerraron los ojos y se entregaron a la voluntad de los astros, confiando en que su sacrificio sería recompensado con la lluvia que tanto anhelaban.

La noche transcurrió entre cantos y danzas, mientras la tribu aguardaba ansiosamente por la respuesta divina. Con el alba, el cielo se cubrió de nubes grises y las primeras gotas de lluvia cayeron sobre la tierra sedienta. Un torrente de gratitud inundó los corazones de todos los presentes, y en medio de la lluvia y la algarabía, se selló el destino de Mariposa de Luna y Viento Errante.

La pareja fue despedida con honores y se les otorgó un lugar especial en la mitología de los Cazadores del Viento. Desde entonces, cada año, durante el florecimiento del maíz, la tribu celebra el ritual del sacrificio de las Doncellas del Maíz en honor a Mariposa de Luna y Viento Errante, como símbolo de amor inquebrantable y el valor de darlo todo por el bienestar de la comunidad.

La historia de "Las Doncellas del Maíz" se ha transmitido a través de los siglos, convirtiéndose en una inspiración para las generaciones venideras de los Apaches. El amor, la valentía y la generosidad de Mariposa de Luna y Viento Errante siguen viviendo en el corazón de su pueblo, y su sacrificio continúa siendo una ofrenda de esperanza y fertilidad para la tierra que tanto amaban.

Así, entre los susurros del viento y el canto de los dioses, la leyenda de "Las Doncellas del Maíz" perdura en la memoria colectiva de los Cazadores del Viento, recordándoles que el amor verdadero puede trascender las barreras del tiempo y que los actos de entrega y abnegación son los que pueden cambiar el curso de la historia y dar luz a un futuro lleno de abundancia y bendiciones.

Fuente: Tedigoquien.soy