Chang'e

Soy Chang'e, la diosa de la luna, una historia que se remonta a muchos años atrás, en la antigua China. Nací en una modesta familia, rodeada de amor y felicidad. Mi padre, un humilde granjero, y mi madre, una hábil tejedora, me brindaron una infancia alegre y llena de juegos al aire libre.

A los 16 años, mientras jugaba en el bosque, mi destino se entrelazó con el de Hou Yi, un arquero famoso. Su valentía y apuesto semblante cautivaron mi corazón desde el primer instante. Por fortuna, el sentimiento fue mutuo, y no tardamos en casarnos, dando inicio a una vida juntos.

Hou Yi demostró ser un esposo ejemplar y un padre amoroso cuando nos trasladamos a un apacible pueblo en las montañas. Allí, la dicha y la serenidad fueron nuestro pan de cada día, y nuestro hogar se llenó con la risa de nuestros dos hijos, un niño y una niña, que crecieron amando la naturaleza y la vida sencilla.

Un día, el destino se presentó en una encrucijada para Hou Yi. El emperador convocó al arquero para luchar contra unos despiadados demonios que amenazaban la paz en el reino. Con su destreza, Hou Yi logró vencer a las criaturas malévolas, y el emperador, agradecido, le obsequió un elixir de inmortalidad como muestra de gratitud.

Con el elixir en nuestras manos, Hou Yi y yo tuvimos una importante conversación. Aunque la inmortalidad parecía un don tentador, ambos valorábamos la vida compartida, con sus alegrías y desafíos. Tomé la decisión de no beber el elixir, pues prefería envejecer al lado de mi amado esposo. Respetando mi elección, Hou Yi guardó el elixir en un lugar seguro.

No obstante, los designios del destino a veces son inexorables. Durante una cacería en el bosque, Hou Yi se vio enfrentado a un poderoso demonio que amenazaba su vida. Desesperado, se vio compelido a hacer uso del elixir para salvarse, y el demonio fue vencido. Sin embargo, el precio que pagó fue su propia transformación en un conejo de jade.

La noticia de la partida de Hou Yi dejó mi corazón desgarrado, pero sabía que debía ser fuerte por el bien de nuestros hijos. Los crié con amor y dedicación, viéndolos florecer como individuos responsables y exitosos. Aunque mi alma aún anhelaba la presencia de Hou Yi, me consolaba la certeza de que sus valientes actos y amor perdurarían en nuestros corazones.

Con el tiempo, me convertí en la diosa de la luna, hallando un refugio en su brillante esfera. Desde allí, observo con cariño la Tierra, donde mis hijos y nietos han tejido sus propias historias. Aunque me encuentro lejos físicamente, mi amor y protección los acompañan siempre.

Mi vida como Chang'e, la diosa de la luna, está llena de paz y dicha. Mis recuerdos de Hou Yi, como el cálido resplandor de la luna, iluminan mis noches con esperanza. Y aunque mis pies no tocan la Tierra, mi alma permanece unida a los seres queridos que dejé atrás, y mi amor por ellos es eterno.

Fuente: Tedigoquien.soy